Tío Salva: Capitulo 18

Aunque a David le encantan los hombres, le encanta el sexo, disfruta en la cama con Humberto a quien ama es a Salvador. No tiene dudas que lo dejaría todo por él, por vivir ese amor. Darle celos es la única manera que se le ocurre luchar por él. Además así también práctica y disfruta de lo que más le gusta hacer. Molestar a su amado y además gozar es algo que le encanta a David. No ve celoso a Salvador pero está seguro, o almenos así quiere verlo él, que le molesta que tenga novio. Salvador ha vivido su vida sexual siempre escondido y está seguro que a Salvador le da cierta envidia que su sobrino no lo haga. Salvador está loco de los celos. No ha querido aceptar que siente deseo, que se está enamorando de su sobrino.
--¡¡Es una locura... Es una locura¡ --no deja de repetirse.
Salvador es un hombre hecho y derecho. David un pequeño hombrecito descubriendo el mundo. No los une la sangre pero sí los lazos familiares.
--¡¡Es el hijo de mi hermano... Bernardo me mata¡ --piensa para sí Salvador.
Salvador sabe que debe mirar a David no con ojos de macho sino con ojos de tío pero lo tiene ahí delante de él, preparado para salir. Muy guapo, muy bien arreglado para acostarse con su novio, hablando de amor y Salvador siente unos celos que sólo son posibles si hay amor. No puede evitar mirarlo con ternura y lujuria. David le despierta sentimientos de cariño, de querer abrazarlo, acariciarlo, protegerlo... Luego lo ve tan seductor, con esos jeans, con ese trasero tan sexo... Despierta su pasión como ningún hombre lo había hecho antes.
--¡Despierta Salvador... que no es un hombre que es un niño¡ --no hace más que reclamarse.
Su corazón está ardiendo pero Salvador le sabe poner un bozal y David no se da cuenta. Lo nota frío y eso le da rabia y por eso David sigue inventando. Con Humberto vive una tórrida historia sexual. Los dos jóvenes son guapos, ardientes. Les gusta el sexo pero no están tan enamorados como David le hace creer a su tío. Para David es un chico más pero si saberlo teniendo sexo con otros chicos no ha hecho reaccionar a su tío, ahora David prueba con la táctica del novio. El que Salvador no haya querido estar presente cuando ha llevado a Humberto a la familia le hace concebir esperanzas que su amor no sea tan imposible como cree.
--¡Es que estaría todo el día cogiendo con él¡ ¡¡Humberto es el hombre de mi vida¡
Y Salvador no entiende porque siente celos cuando sabe que no puede tener nada con él pero está celoso, muy celoso.
--Bueno entonces es sexo... como con todos...
Eso es lo que quiere comprobar Salvador. Aunque no debe ser, le duele que David se haya enamorado de otro.
--¡Es lo normal, es un crío inconstante, no sabe lo que quiere¡ --piensa.
Pero aunque lo rechazaba en el fondo le gustaba sentirse amado de una manera loca. David se da cuenta que sólo amando supuestamente a otro pero luego enfermar a su tío de celos.
--Me encanta joder... Es lo que más me gusta... Ya lo sabes... Jodería con cualquier chico guapo.
LO ve tan sexy, hablando de que le gustaría acostarse con todos los guapos y Salvador lo ve irresistible, no puede evitar recordar las veces que lo ha visto desnudo. Aunque se dice que no debe sentir eso pero no lo puede evitar.
--Es muy duro despertar y encontrar mi cama vacía. Desde que conozco a mi Humber... (ese Humber se le clava a Salvador en el corazón como una estaca) que sólo quiero ser suyo. No puedo dormir. He pasado muy mala noche porque echaba de menos sus brazos…
Salvador lo ve tan enamorado que siente dolor, tiene que hacer un esfuerzo por tragar sus lágrimas. A él nunca le han ofrecido tanto amor. No imagina que David en realidad lo que está hablando es de los sentimientos que le inspira su guapísimo tío. David sigue hablando:
--Yo sé que a él también le pasa lo mismo, que me echa mucho de menos. Lo sabes… ¡Estamos tan enamorados¡
Salvador fuerza una sonrisa. David sigue hablando:
--Me gustaría que pasara rápidamente el tiempo y los dos tuviéramos ya nuestras carreras acabadas para poder vivir definitivamente juntos…
A Salvador le duelen las palabras de su sobrino.
--pero así es mejor... que te olvide... que ame a otro –dice para sí.
Salvador se siente un depravado por estar sintiendo amor, deseo por su sobrino. Por haberse dejado llevar por las cosas que le decía:
--¡Era lo normal... sólo fuiste un capricho¡ ¿¿cómo le creíste? –va pensando.
A Salvador le hace mucho daño pensar que David lo olvidó, que sólo fue un capricho. Se muestra paternal en los ánimos que le da. Eso es lo que más molesta a David aunque no lo demuestra tampoco. Los dos han cerrado con llaves sus sentimientos.
--eso será pronto, Humberto se ve muy buen chico y podréis estar juntos. Ya lo verás.
David fuerza una sonrisa. Le duele pensar que a su tío no le duele:
--Ese espero...
En ese momento lo llama Humberto.
--¿qué pasó? te estoy esperando...
David se dirige a Salvador:
--Es mi novio... No puede estar sin mí...
David se aleja, hablando cariñoso con Humberto y alto para que Salvador lo ve. El hombre se da la espalda. Se le salen las lágrimas.
--¡Esto está mal...¡ ¡¡está mal¡ ¡¡trágatelas¡ --dice para sí.
A David le hace muy bien hablar con su amante. Los chicos están un buen rato hablando y diciéndose lo mucho que se gustan, las “cochinadas” que se van hacer en un rato cuando se encuentran. El uno calienta al otro. Están muy cachondos y deseando verse.

Aunque la rabia lo corroe imaginándose a David en brazos de esos guapos que tanto le gustan, Emilio no tiene otras alegrías. Va como de costumbre a la biblioteca. Siempre espera que ese día sea diferente.

(Ruben Jimenez es el guapo del lavabo)
Tiene pis. Le da mucha rabia ir al lavabo sin seguir a nadie pero no puede aguantar. Se sorprende al encontrarse en el urinario un chico muy muy guapo. Emilio Nicolás lo mira impresionado. Está muy pegado, no cree que pueda verle nada pero el trasero en jeans del guapo le pone muy cachondo a Emilio Nicolás. Los tiene caídos pero se le ve un muy buen culo. Emilio Nicolás no puede creer que el azar lo haya acercado a ese chico.
--¿será que es mi día? –piensa.
Está seguro que, por su físico, ningún chico guapo se acercaría a él pero la ilusión la tiene. Encantado Emilio hace pis a su lado. El guapo lo mira de reojo. Serio. Emilio no se atreve a mirar mucho. No se le ve nada. El guapo hace pis un rato pero en seguida se va. Emilio se lava las manos a su lado. Muy chulillo, muy guapo.
--¡yo quiero uno¡ --piensa.
Aunque no le ha visto el deseado aparato, lo que ha visto le ha puesto cachondo:
--yo quiero uno -..-piensa mientras el guapo se va.
Le duele saber que nunca será de él.
--a lo mejor no lo vuelvo a ver…
Además piensa en su primo.
--Hacen buena pareja, David si se acostaría con él…
Y eso lo frustra. Trata de resignarse.
--Nunca un guapo será mío a no ser que le pague…
Pero prefiere quedarse con las ganas antes que pagar por sexo. Al salir del lavabo ve al guapo preparándose para estudiar en una de las mesas. Emilio tiene pillado un ordenador y tampoco quiere quedarse cerca del guapo:
--¿para qué? No pasará nada… --piensa.
Está concentrado en la pantalla del ordenador. El hombre de al lado le habla:
--perdona, ¿el código postal de aquí?
Es rumano y muy guapo. Habla mal español. Emilio quisiera poder encontrarlo en el lavabo y "cobrarle" el favor.

(Colaboracion especial de Oliver Simionescu como el guapo rumano. )

Mientras, David sale desnudo de la cama de Humberto. Se viste.
Humberto le guiña el ojo:
--Me encanta ver cómo te vistes… Es tan erótico…
David se sube la cremallera del pantalón. Mirándolo muy seductor.
--¿no te gusta más desnudarme? –le pregunta pícaro.
Humberto se levanta, lo abraza y lo besa:
--También. Me gusta todo de ti.
David tiene los pantalones puestos, Humberto sigue desnudo. Pegados el uno al otro, se besan apasionadamente. Nunca se cansan de besarse. De hacer el amor. Se gustan, son felices juntos y lo que opinen el resto del mundo no les importa. Almenos así lo ve Humberto. En sus brazos no piensa pero cuando no hacen el amor David no olvida su amor por Salvador.