TIOS BUENORROS

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martes, 16 de febrero de 2010

Capitulo 22




Emilio se está besando a Jose.
--Nunca pensé que me pasaría una cosa así. Te vi y soñé que serías mío pero jamás pensé que mi sueño se haría realidad.
--A mi me pasa lo mismo. Te amo, te amo tanto.
Emilio llora. Nunca se había sentido tan feliz. Siente escalofríos de placer al sentir el cuerpo del guapo Jose junto al suyo, al sentir sus labios. Jose va en pijama, pero su torso peludo al descubierto. Emilio lo acaricia loco del deseo. Jose se levanta.
--No te vayas –le suplica Emilio.
Jose le sonríe.
--es que tengo que ir a comprar el pan. Inconvenientes de vivir juntos.
Emilio sonríe feliz mientras Jose se viste.
--No tengo dinero, ¿te molesta si agarro tu monedero? ¿Cuánto cuesta una barra de pan?
Emilio le da el dinero y lo abraza con fuerza.
--Me gusta tanto vivir la cotidianidad contigo.
Jose le guiña el ojo y desaparece. Emilio llora. Su sueño se ha convertido en una pesadilla. Le hubiera gustado no despertar. Emilio se abraza a su almohada por un rato. Está vacío, se siente seco. Mira con amargura y cierto rencor a su guapo primo.
--él disfruta de lo que yo nunca tendré.
Emilio no quiere que David lo vea llorar. Él está solo y en cambio David tiene una vida sexual plena. Se va al lavabo, ahí descarga su dolor. Salvador llega a la casa en ese momento. En silencio va a ir a su habitación. Le duele escuchar el llanto de su odio.
--Abreme, ¿qué te ocurre?
Emilio se seca las lágrimas pero no puede ocultar su dolor ante su padre.
--¿estás bien? –le pregunta Salvador.
Emilio habla con una amargura que lastima a su padre.
--¡tú estarías bien si fueras virgen a mi edad¡
--ya te he dicho que eso tiene arreglo, te doy dinero…
Pero Emilio quiere que alguien se acueste con él porque lo desea. Las palabras de su padre lo hunden aún más.
--¡claro con mi cara sólo por dinero alguien se quiere acostar conmigo¡
Emilio vuelve a su habitación. Se niega a hablar con su padre. Salvador opta por no insistir para evitar que David se despierte. porque no quiere humillar a Emilio. Se va del departamento.


A Gato lo despiertan los besos de Salvador.
--¿qué horas es? –pregunta aturdido.
--es temprano, recién acabo de estar contigo.
Gato le sonríe.
--que bueno que no te fuiste.
Gato piensa que Salvador quiere dormir con él pero no es así. Salvador muy serio le dice:
--No puedo seguir contigo sino te acuestas con mi hijo.
Gato se incorpora en la cama. Ya sabe lo que le va a pedir y no le gusta.
--No vuelvas con lo mismo. No me voy a acostar con tu hijo.
Salvador se lleva las manos a la cabeza.
--venga, que te cuesta
--es que tu hijo...
Salvador lo interrumpe molesto:
--¡no vuelvas a decir que es feo...¡
--es que feo es poco.
Salvador se muestra amoroso para convencerlo.
--si lo haces me quedaré contigo todas las noches.
--Si lo hago nunca podremos oficializar.
Salvador se aparta de Gato. Le da la espalda. Da una patada a la pared.
--¡¡Es que mi hijo está muy triste y no sé que hacer¡
--tu hijo tiene que tener claro que si quiere un chico guapo lo tendrá que pagar. Sólo otro feo lo haría gratis con él.
--¡si no estas con mi hijo esto se termina¡
A Gato le duele mucho el ultimátum:
--¡no sé que te has creído que soy pero no soy un puto¡ ¡si eso es lo que piensas de mi… ¡largo¡
Salvador se va herido y Gato se queda triste.

Esa tarde, David está en la biblioteca. Tiene que hacer un trabajo para la escuela pero no se puede concentrar. Sólo está pendiente de los chicos guapos que ve, por si uno va al lavabo. Quiere controlar sus hormonas para demostrarle a Salvador que sabe lo que quiere, que no solamente se deja llevar por su cuerpo. Ve a un moreno guapísimo, Hamza, va al lavabo. David entra detrás de él. Siente una excitación fuerte. ¿le podrá ver la verga a ese guapo árabe?¿se dará cuenta que lo sigue?¿se enfadará? Es una mezcla de miedo y deseo que le pone muy cachondo. Hamza está en el urinario. Muy separado. A David le pone cachondo verlo tan separado, sabe que le podrá ver el ansiado aparato sin problemas. David se muere de placer al ver una enorme verga entre las manos del joven.
--¡que grande la tienes¡ --le dice.
Hamza le sonríe. No le dice nada. Se la sacude, la verga (que es muy larga) golpea al pantalón. El chico se lava las manos, David está excitado y frustrado. Luego ve cuando Hamza va al urinario.
--¿es que me piensas dejar ir? –pregunta Hamza.
Los dos se miran con complicidad.

Hamza llega a su casa sin calzoncillos y David con uno más para su amplia colección. Aunque Salvador no lo quiere aceptar, la vida sexual del joven le llena de celos. Emilio cada día siente más rabia. Bernardo llega a casa con el hijo de un amigo, Jose. David se sorprende al verlo.
--¿qué haces aquí?
--¿Es que se conocen?
Jose y David se miran con complicidad recordando que Salvador frenó que hicieran el amor. Salvador siente rabia porque sí conoce los planes de su hermano. Los padres de Jose quieren separar a su hijo de Hamza, no le gusta que su hijo salga con un árabe. A Bernardo no le gusta que David vaya con uno y con otro, piensa que estaría bien que Jose y David salieran juntos. Así que Bernardo ha apuntado a un viaje escolar a su hijo al que irán tanto David como Hamza.

Unos días después, David está de vacaciones. Su momento favoritos son las duchas. Le encanta estar entre jóvenes guapos y desnudo. En especial Hamza. El que sea árabe lo atrae de una manera especial. Hamza y David se quedan los dos solos. Se miran con deseo.
--¿sabe tu novio que somos amantes? –pregunta David.
Hamza le sonríe. No dice nada. Jose entra en ese momento y sufre un fuerte desengaño.









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