TIOS BUENORROS

TIOS BUENORROS

martes, 16 de febrero de 2010

capitulo 19


(Colaboración especial de Sergio Menezes)

Emilio está como siempre en la biblioteca. Es su pequeño paraíso, el lugar en donde encuentra toda clase de chicos. Se ha fijado en un hombre. Es un chico de raza negra muy guapo al que Emilio le tiene muchas ganas. Es una ilusión nueva aunque está convencido que será una nueva frustración como siempre. Se le ven mucho los calzoncillos y eso es algo que le pone muy cachondo.
--¡que negrazo… daría parte de mi vida para que me rompiera el culo¡ --va pensando.
Emilio se estremece. Se excita sólo al imaginárselo.

Humberto y David están dando una vuelta. Se muestran muy cariñosos.
--¿me quieres?¿cuanto? –Humberto.
--¿es que no te lo demuestro?
Humberto con pasión. David mira a su alrededor. Le molesta ver a gente que los mira con asco, otros que incluso les hacen fotos con el móvil como si fueran una atracción de feria.
--¿porqué tenso?¿es que te molesta que nos vean juntos?
--No claro que no… Contigo no me importa nada…
David fuerza una sonrisa. Siempre tuvo claro que se hubiera enfrentado a todos por Salvador. Le duele estar haciéndolo por un chico que sólo es un polvo pero es parte de su plan. Están en el barrio de David. Le están viendo todos los vecinos, sus padres, Salvador. Todos se van a enterar. Se estremece pensando en Salvador. Le excita pensar que lo va a celar.
--¿y esa cara?
--¿Cuál cara?
--Pues la misma que pones cuando hacemos el amor…
David le agarra bien el trasero:
--Es que jodería contigo a todas horas…
Pasa la vecina más chismosa y David besa ardientemente a su novio. Es un beso que es puro fuego. La vecina hasta se santigua. Los dos chicos son muy pasionales. La pasión ardiente de David no es mentira pero sí su interés en la relación. Humberto se siente deseado y no se da cuenta que lo está utilizando.
--Me encantaría hacerlo contigo pero ¡me vas a dejar seco¡
Aunque está escandalizada, la vecina para bien la oreja para escuchar lo que dicen. David mira a Humberto con cara de depravado:
--para eso estoy yo… para llenarte de mi leche…
La mujer se pone a gritar.
--¡¡ay… sois un par de asquerosos… se lo voy a decir a tu madre¡ --le dice a David.
Humberto defiende a su chico:
--¡pues si no le gusta lo que hacemos o decimos no escuche, chismosa¡
En realidad David es lo que quería, que se enteren sus padres. Abraza con fuerza a Humberto. Toma una actitud altiva.
--¡por mi como si lo dice en el telediario…¡
La mujer se va toda ofendida. David sonríe disimuladamente. Se imagina a su tío consumido por los celos y eso le encanta. Humberto se muestra cariñoso con David.
--A ver si te va a hacer un lío…
--No me importa… --dice de una manera chulesca.
--mejor te vas ya… a lo mejor puedes impedir que esa loca empeore las cosas…
David va haciendo que no con la cabeza.
--Yo quiero estar contigo y el resto no me importa.
Humberto está muy contento.
--todas mis relaciones han fallado precisamente por eso, porque nunca un chico se jugó por mí. Siempre nos veíamos a escondidas…
Humberto se está ilusionando mucho. David lo sabe pero no le importa. Sólo le interesa conseguir a Salvador. Va haciendo tiempo para que la vecina pueda hablar con sus padres con toda la tranquilidad.
--¿nos vemos en la mañana?
--No, es que tengo que ir a la biblioteca –dice Humberto.
--¿es que quieres buscarte a otro chico? Mira que si te vas al lavabo con otro me voy a enfadar mucho –dice fingiendo unos celos que no tiene pero quiere hacer tiempo.
--¿a poco es lo que tú hacías?
David pone cara de travieso.
--Y me dio buen resultado…
--¿a caso te acostaste con muchos?
Humberto se está poniendo celoso y es algo que no le gusta nada a David. Para calmar un poco a Humberto dice:
--No mucho… y me llevé al mejor…
Humberto lo abraza con fuerza.
--Pues ahora sí que no quiero que te acerques a la biblioteca…
Con Humberto, tiene todo lo que necesita. Al único chico al que le quisiera guardar fidelidad es a Salvador pero aún no había pensando sí quería volver a la biblioteca. Igual no le permite a Humberto que lo celes.
--Venga, que con lo cansado que me dejas… ¿cómo voy a estar con otro?
Humberto sonríe con orgullo y se besan ardientemente.
--¡Júrame que nunca vas a estar con otro¡ --le dice Humberto.
El chico se está ya poniendo pesado y David lo quiere cortar.
--si claro…
Lo besa rápidamente y añade:
--Ahora sí me tengo que ir…
David se va corriendo. Humberto se lo queda mirando.
--me encantas David…
Se va suspirando enamorado.

Emilio, por su lado, está saliendo de la biblioteca. Justo en la entrada se encuentra un culo en pompa mostrando mucho los calzoncillos. Emilio está ardiendo.
--¡¡madre mía¡ ¡¡que pedazo de culo¡ ¡¡que macho¡ --dice para sí.
Siempre ve guapos a su alrededor. Le brillan los ojos pero luego aumenta su frustración.
--¿tanto cuesta que sólo uno de ellos me haga caso? –dice para sí.
A Emilio, a parte de en el lavabo para verles la verga, lo que más cachondo le pone de un hombre mostrando los calzoncillos. Le parecen tipo bóxers pero pegados al cuerpo. Son marrones. Se lo imagina sin jersey, sin pantalones, luciendo cuerpazo con esos pantalones y se pone enfermo.

(Colaboración especial de Christian Galvez).

David llega a su casa. Su madre le da un bofetón. Aunque ha dicho que aceptaba que fuera gay no le gusta nada que le vengan chismes. Es Bernardo el más calmado. Tampoco le gusta pero:
--El chico es así… ¡¡qué le vamos a hacer¡
Justo en ese momento se abre la puerta. David siente el aroma de Salvador y fuerte para que su amado tío lo oiga dice:
--¡Estoy enamorado de Humberto y no puedo ni quiero ocultarlo¡
Para Salvador esa confesión es toda una puñalada y lo que más le duele es que los sentimientos que está descubriendo hacia su sobrino no debe sentir. Se los traga. Se centra en su rol de tío que tanto molesta a David.
--¿¿qué es lo que pasa aquí?
Entre llantos, la madre de David dice:
--¡¡doña Petra me dijo que lo vio con el novio ese que tiene dando el espectáculo… Haciendo y hablando guarrerías…¡
Salvador no quiere creer que eso sea verdad.
--Doña Petra es una chismosa… ¡seguro que exageró todo¡
--¡¡no fue tal y como ella cuenta¡ --David.
Tanto a Bernardo como a su esposa les molesta mucho que la actitud del chico.
--¡tampoco es para sentirse orgulloso¡ --Bernardo.
--¡Pues sí… me siento orgulloso de Humberto, de lo que sentimos…¡
Salvador trata de calmarse.
--Deja que yo hable con mi sobrino… vosotros estáis muy nerviosos…
David sonríe pícaramente. Es lo que estaba deseando estar a solas con su tío. David se adelanta a Salvador. Esos pantalones tan anchos, esas arrugas que se le hacen… Salvador tiene que hacer un esfuerzo para no lanzarse encima de su guapísimo sobrino. David se tumba en la cama, con los brazos de almohada.
--He sido travieso… ¿me vas a dar de nalgadas? –dice seductor.
--¿qué es lo que pretendes? –le reclama Salvador.
David le guiña el ojo a su tío:
--¿celoso?
Los dos están ardiendo pero Salvador lucha por tragarse esos sentimientos que no quiere que vea la luz.




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